Se acerca la Semana Santa y quería hablarles de una tradición que es de mis favoritas, El altar del Viernes de Dolores. Son altares que las personas ponen afuera de sus casas con una figura o cuadro de la Virgen María evocando el momento en que acompaño a su hijo en la Pasión.
Desde pequeña los Viernes de Dolores son uno de los días que más ha llamado mi atención. Es un día donde se recuerda el dolor que vivió la Virgen María al ver a su hijo crucificado. Es un sentimiento amargo, envuelto por la Fe y el amor de las personas, que comparten un poco de lo que tienen a quienes visitan los altares que ponen afuera de sus casas.
Los hay de todo tipo, hermosos y magnos hasta los más humildes y cálidos. Todos tienen el toque especial que les da el cariño y la atención con que lo hicieron.
Esta tradición data desde el s. XVIII y aun la podemos contemplar el día de hoy, todos los años un viernes antes de Semana Santa.
Los elementos que conforman el altar por lo general son los siguientes:
- Una Cruz.
- La imagen de María.
- Adornos en color morado. Es el color litúrgico de la cuaresma y de los días de pasión. Se pueden encontrar en varios elementos, como flores, papel de china, telas, etc.
- Naranjas agrias. Recuerdan la amargura de esos días, a veces se adornan con banderitas de papel color oro, que representa lo divino y lo celestial.
- Trigo tierno. Tienen el color dorado, se hacen germinar en oscuridad. Recuerdan la vida de oración y que la entrega debe ser en secreto donde Dios lo ve y lo recompensa.
- Hierbas aromáticas. Manzanilla, hinojo, mastranto, que junto con el incienso son la manera de rendir homenaje y veneración.
- En los altares se acostumbra dar a los visitantes aguas frescas, nieve y conserva de chilacayote.
Este es el altar que puso mi mamá el año pasado:
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